Revista: International Journal of Cardiology
2017 Factor de impacto: 6.189
Resumen:
Antecedentes: las fibras simpáticas conectan el ganglio esfenopalatino (GEP) con el sistema nervioso central. El objetivo del estudio fue estudiar el efecto del bloqueo de GEP en la presión arterial (PA) en pacientes nunca tratados con hipertensión esencial en estadio I-II.
Métodos: Se realizó bloqueo GEP bilateral con lidocaína al 2% en 33 pacientes hipertensos (edad media 48 ± 12 años, 24 hombres) y una operación simulada con agua para inyección en 11 pacientes que sirvieron como grupo de control (media de edad 51 ± 12 años , 8 hombres). Todos los pacientes han sido sometidos a una monitorización ambulatoria de presión arterial de 24 h, antes y un mes después del bloqueo del GEP para estimar cualquier diferencia en los parámetros de la presión arterial. Definimos como respondedores al bloqueo del GEP a aquellos pacientes con un descenso de la PA Sistólica de 24 h ≥ 5 mm Hg.
Resultados: Encontramos que la PA Diastólica a las 24 horas y durante el día (p = 0,02), así como la carga de PA Diastólica durante el día (p = 0,03) disminuyeron en el grupo de estudio un mes después del bloqueo del GEP. Además, se observó una respuesta significativa en 12/33 respondedores (36%) con respecto a:
a. PAS y PAD durante las 24 h y durante el día (p b 0.001) y los períodos nocturnos
b. pre-despierto y temprano por la mañana PAS y
c. Carga PAS (diurna y nocturna) y PAD (diurna). No se encontraron diferencias con respecto a la presión arterial en el grupo de operación simulada.
Conclusiones: El bloqueo del GEP es una opción prometedora y mínimamente invasiva de disminución de la presión arterial en hipertensos, probablemente a través de la modulación del Sistema Nervioso Simpático. Además, debido a su efecto anestésico, el bloqueo del GEP podría actuar como un método de selección para aquellos pacientes hipertensos con un SNS activado antes de cualquier otro procedimiento antihipertensivo invasivo.
Ilustración del libro “Nervios craneales. En la salud y la enfermedad”
Comentario:
El bloqueo del ganglio esfeno-palatino o pterigo-palatino con anestesia tópica está actualmente indicado en el tratamiento de dolores de cabeza en racimo resistentes a tratamiento farmacológico, migraña, otras cefaleas autónomas trigeminales, cefalea postpunción y síndromes de dolor orofacial intratable.
En la técnica tradicional, tras inspeccionar la nariz en busca de pólipos, tumores, cuerpos extraños o desviación significativa del tabique, se introduce un aplicador estéril de 10 cm con punta de algodón empapado con el anestésico elegido (xilocaína al 2%, Astra Zeneca) y luego se avanza a lo largo del borde superior del cornete medio hasta llegar a la pared posterior de la nasofaringe. El procedimiento se repite inmediatamente en el lado contralateral y ambos aplicadores se retiran después de 20 min.
Greenfield Slude 1865-1928
La historia del bloqueo nervioso del ganglio esfeno-palatino data de 1908 cuando el Dr. Greenfield Sluder, cirujano y ORL, describió el bloqueo de este ganglio simpático con cocaína tópica a través de la fosa nasal, para el tratamiento de distintos síndromes dolorosos faciales. Debido a la simplicidad y seguridad del bloqueo del GEP y al hecho de emplear cocaína, no sorprende que la técnica fuera objeto de abuso y controversia.
Puede sorprender que el bloqueo del GEP sea utilizado para el control de la presión arterial, en vez de utilizar el ganglio estrellado u otros. El coetáneo de Sluder, Simon L Ruskin (1897-1954), comunicó el uso exitoso del BGEP en el tratamiento de la neuralgia del trigémino, herpes zoster agudo, puntos gatillo, dismenorrea, lumbago y ciatalgia.
Hoy sabemos que el sistema nervioso autónomo modula las propiedades electrofisiológicas cardíacas, incluyendo la cronotropía (ritmo) y la dromotropía (conductividad). La tasa de despolarización del nodo sinusal y la conducción auriculoventricular están mediadas en gran medida por la actividad simpática y vagal.
Aunque en Terapia Neural conocemos al abordaje transcigomático o el intraoral que utilizan más los odontólogos, no deja de ser interesante conocer la vía transnasal tópica para bloquear la acción del GEP.
Por último, los autores plantean que las barreras anatómicas pueden influir en el éxito del bloqueo de GEP. Las anomalías en la nariz pueden hacer que esta ruta sea difícil o incierta. Aunque el arco zigomático se toma como un punto de referencia, debido a que es paralelo al cornete medio, la difusión del anestésico tópico al GEP a veces es impredecible y el bloqueo no es duradero. El resultado de la anestesia podría fortalecerse con lidocaína al 4% o 5% o con anestésicos locales de acción más prolongada, como la bupivacaína o la tetracaína, en lugar del uso de lidocaína al 2%.