Revista: Journal of Bodywork and Movement Therapies
2014 Factor de impacto: 0.28
Resumen:
La idea de que los tejidos pueden poseer algún tipo de memoria es un tema polémico en la medicina manual, que llama a la investigación y la exploración clínica. Muchos terapeutas corporales, en algún momento de su práctica, han experimentado fenómenos que pueden ser interpretados como representando una liberación de rastros de memoria, cuando se trabaja en tejidos disfuncionales. Este sentimiento puede haber estado acompañado de algún tipo de experiencia sensorial, para el terapeuta y/o el paciente. En algunos casos, las experiencias traumáticas tempranas pueden ser recordadas. Cuando esto sucede, la potencia de la memoria puede ser borrada o aliviada, junto con la restauración de la función tisular. De ahí las preguntas: ¿pueden los recuerdos mantenerse en la fascia? ¿Y estos recuerdos, son accesibles durante el trabajo fascial manual? La investigación moderna ha propuesto una variedad de diferentes interpretaciones sobre cómo la memoria podría ser almacenado en tejidos blandos, posiblemente involucrando otras formas de almacenamiento de información no procesados exclusivamente neurológicamente.
Comentario:
El artículo hace un repaso a las posibles formas de almacenamiento y transmisión de información que pueden darse en los organismos vivos, en concreto en el tejido conectivo dando por sentado que es el sistema nervioso el que siempre se ha considerado como base de la memoria.
Comienza resaltando la importancia de la rica inervación de la fascia y su papel, bajo ciertas condiciones disfuncionales, como responsable de una forma de memoria tisular que forma parte de la sensibilización periférica. Esta memoria puede ser explicada en parte por la liberación de la sustancia P, particularmente tras un trauma emocional, pudiendo alterar la estructura del colágeno en lo que se conoce como “cicatriz emocional”.
No pasa por alto las evidencias que sugieren que las señales mecánicas son reguladores cruciales del comportamiento y la diferenciación celular por afectación de la regulación de la expresión genética (Epigenética) a través de la metilación del ADN.
En otro apartado se señala el papel, cada vez más importante, del almacenamiento y transmisión de información a través de los microtúbulos y su capacidad de ser influidos por cambios de presión y temperatura. Esto puede explicarse en parte por la capacidad de los coloides que conforman los tejidos de comportarse como líquidos no newtonianos (aquellos que varían su viscosidad al cambiar la presión o la temperatura).
Otra cuestión importante aportada por el artículo es la regulación que ejerce el sistema nervioso autónomo de la tensión de la fascia a través de los miofibroblastos del tejido conectivo lo que daría soporte a una cierta contractilidad modulable bajo la acción manual, a través de un cambio local en la vasodilatacíon y viscosidad tisular.
Otro mecanismo a través del cual la fascia puede almacenar recuerdos en mediante el uso de mensajeros químicos, destacando el sistema endocannabinoide. Este último es un sistema de endorfinas endógenas que influye en la remodelación de los fibroblastos y puede jugar un papel en la reorganización fascial, en la disminución de la nocicepción y en la reducción de la inflamación en los tejidos miofasciales. Los cannabinoides también están ligados a cambios cardiovasculares, relajación del músculo liso y posiblemente cambios de humor a través de su papel en el sistema nervioso central.
La capacidad piezoeléctrica del las moléculas de colágeno provoca que bajo condiciones de presión y/o vibración se generen fuerzas eléctricas que pueden conectar las distintas partes del organismo. Estas están además todas conectadas de acuerdo a un modelo de tensegridad, es decir contemplando el cuerpo como una matriz tridimensional viscoelástica, de fuerza dinámicas de tensión-compresión, en equilibrio.
Las moléculas de agua y su comportamiento en los tejidos vivos también pueden explicar la capacidad de la fascia para almacenar la memoria. El agua polarizada y los iones que rodean las proteínas (incluyendo el colágeno) están altamente ordenados, formando filamentos de cadena que mantienen las proteínas juntas, a través de interacciones hidrofílicas de enlaces de hidrógeno. Este sistema constituye una red unida a hidrógeno que puede soportar la rápida conducción por salto de protones. En otras palabras, los movimientos de las proteínas generan deformaciones vibratorias de los enlaces peptídicos, que implicarán ondas de polarización a lo largo de las proteínas, acompañadas por conducción de protones. Señales débiles de presión mecánica o electricidad pueden amplificarse y propagarse fácilmente mediante una modulación de estas corrientes de protones.
El artículo da para varias lecturas pudiendo profundizar en su bibliografía en muy distintas direcciones. El propósito de este editorial es justificar las terapias manuales pero es una forma muy interesante de adentrarse en el campo de la memoria almacenada fuera del sistema nervioso central.