La Teoría polivagal de SW Porges, supone una novedosa mirada sobre el Sistema Nervioso Vegetativo o Autónomo. Describe los mecanismos neurológicos a través de los cuales, los estados fisiológicos comunican sentimientos de seguridad o amenaza a uno mismo y a los otros. Las sensaciones corporales contribuyen a la capacidad de un individuo de sentirse seguro y espontáneamente enlazarse con los demás o de sentirse amenazado y reclutar estrategias defensivas en el grupo. La teoría explica cómo cada uno de los tres estados filogenéticos, durante el desarrollo del Sistema Nervioso Autónomo de los vertebrados, está asociado a un subsistema autonómo distinto y mensurable. Cada uno de estos tres sistemas se mantiene activo y se expresa en los humanos bajo ciertas condiciones.
Los tres subsistemas autónomos están filogenéticamente ordenados y ligados comportamentalmente a tres esferas adaptativas:
1 – Comunicación social (expresiones faciales, vocalización, escucha, …), asociada a estados positivos de relajación y a la participación social. Correspondería al nervio Vago (X par craneal) ventral.
2 – Estrategias defensivas asociadas al movimiento (Comportamientos de lucha o huída). Correspondería al Simpático espinal.
3 – Inmovilización defensiva (simulación de muerte, síncope vasovagal, disociación, parálisis), asociada a la ralentización, el retraimiento y la conducta depresiva. Correspondería a la vía dorsal del nervio Vago

Componente sensitivo visceral del nervio Vago
Vago proviene de la palabra latina vagus, que significa “errante”. Es el nervio sensitivo visceral (aferente) más grande y, además, posee un componente motor parasimpático relativamente grande y un componente sensitivo general y motor branquial. En el bulbo raquídeo, las fibras vagales están conectados a cuatro núcleos:
- El núcleo espinal del nervio trigémino (sensitivo visceral)
- La porción caudal del núcleo del Tracto solitario (sensitivo visceral)
- El núcleo ambiguo (motor branquial)
- El núcleo motor dorsal del vago (motor visceral parasimpático)
Los humanos y otros mamíferos tenemos dos circuitos del nervio vago funcionalmente distintos: un circuito vagal es filogenéticamente antiguo, carece de mielina y se origina en la zona del tronco encefálico llamada Núcleo Dorsal Motor del vago. El otro circuito es más moderno, único en los mamíferos y está envuelto en una capa de mielina. Se origina el otro área del bulbo denominada Núcleo Ambiguo.
La vía filogenéticamente más antigua, cuando no es utilizada en el sistema defensivo del individuo, soporta la restauración de la salud, el crecimiento, la recuperación y la regulación de los órganos subdiafragmáticos. La “nueva” via mielinizada, encontrada sólo en los mamíferos, regula los órganos supradiafragmáticos (corazón y pulmones). Este último circuito enlentece el ritmo cardíaco, contribuye con los estados de calma y media en el estado fisiológico necesario para que los tratamientos mente-cuerpo tengan efectos positivos.
El libro de Stanley Rosemberg que motiva este post, ofrece primero una visión integrativa que explica la misma existencia de los pares craneales y cómo se relacionan entre ellos. Expone que los doce nervios craneales tienen una cosa en común: todos están implicados en la búsqueda e ingesta de alimentos. Explica cada nervio desde un punto de vista funcional y presenta otra dimensión en cuanto a la comprensión del Sistema Nervioso Vegetativo.
Propone cómo medir la actividad vagal ventral cuantificando un ritmo espontáneo del latido cardíaco llamado arritmia sinusal respiratoria, en lo que se conoce como Variabilidad del Ritmo Cardíaco (VRC). La VRC se utiliza como un indicador de la salud general y puede medirse con diferentes dispositivos externos conectados al teléfono móvil o al ordenador, para su análisis.
El texto ofrece una mirada distinta sobre patologías diversas como el EPOC, la hernia de hiato, las fobias, la depresión o los trastornos del espectro autista. Una segunda parte desarrolla ejercicios para restablecer la parte del nervio vago encargada de la participación social. Estos ejercicios se basan en el conocimiento del autor en las terapias manuales, corporales y la terapia craneo-sacral.
La teoría polivagal fue desarrollada por SW Porges en 1994.
Durante los siguientes 10 años, fue adoptada gradualmente por una nueva ola de terapeutas especializados en trauma que encontraron en la Teoría polivagal una explicación clara de la efectividad de sus metodologías basadas en el cuerpo. Para estos terapeutas innovadores y la generación de médicos que los siguió, la teoría polivagal abrió la “caja negra” que supone nuestro sistema nervioso y conectó, por primera vez, nuestra sensación de seguridad con los patrones de comportamiento y comunicación.
En los últimos años, la perspectiva polivagal se ha extendido más allá del campo del trauma a otras disciplinas, así como a las comunidades más amplias de atención médica. Entender la fisiología del vago, el gran nervio integrador, es transcendental para todo terapeuta neural.
Bibliografía:
Porges, S. W. (1995). Orienting in a defensive world: Mammalian modifications of our evolutionary heritage. A polyvagal theory. Psychophysiology, 32(4), 301-318.
Porges, S. W. (2009). The polyvagal theory: new insights into adaptive reactions of the autonomic nervous system. Cleveland Clinic journal of medicine, 76(Suppl 2), S86.
Porges, S. W. (2011). The polyvagal theory: Neurophysiological foundations of emotions, attachment, communication, and self-regulation (Norton series on interpersonal neurobiology). WW Norton & Company.